Thursday, September 06, 2007

El Cadete Vargas Llosa
-La historia oculta tras La ciudad y los perros-
Por Sergio Vilela Galván
Editorial Planeta
Pag. 229

Este libro tipo crónica del joven periodista peruano Sergio Vilela Galván es muy interesante, divertido y revelador ya que nos lleva a conocer el detrás de cámaras, por así decirlo, de la novela “La ciudad y los perros” de Mario Vargas Llosa. Había oído acerca de este libro hacía ya un par de años cuando vivía en Perú pero no tuve la oportunidad de tener un ejemplar. Años más tarde, viendo qué hay de nuevo e interesante en la sección de español en una biblioteca de Estados Unidos, me doy con la gran sorpresa de que aquí se encontraba este libro. Así que obviamente no dudé ningún segundo en tomarlo y sacarlo prestado.
Este libro está lleno de datos muy sabrosos tales como la identificación real de los cadetes que aparecen en la novela que se desarrolla en el colegio militar Leoncio Prado, como que el “esclavo Arana” era un estudiante apellidado Lynch, el cual ahora no parece -o no quiere- identificarse con su adaptación literaria, y que hoy vive en Estados Unidos, aparentemente sin ningún contacto con el Perú; que el temible y respetado -aunque al final de la novela, no tanto- Jaguar era en la vida real bisnieto del héroe de Arica, Francisco Bolognesi, su nombre era Estuardo Bolognesi Cedrón; que Alberto Fernández, el de las caritas de amor y las novelitas porno, llamado “El Poeta” era el mismo escritor Vargas Llosa. En adición a los datos interesantes que descubren personajes reales en la ficción, a la descripción de las peripecias que el escritor Sergio Vilela tuvo que pasar para poder entrevistar a Mario Vargas Llosa, hay algo muy especatacular que se percibe. Sergio Vilela nos une al escritor de una manera especial que las novelas de éste no pueden -ni deben, quizás- hacerlo. El lector por fin descubre al escritor, por fin ve al mismo escritor como si éste fuera un personaje literario más; el lector por fin puede saber o conjeturar más abiertamente qué fue lo que impulsó a Mario Vargas Llosa a escribir “La ciudad y los perros,” y creo que con esta nueva herramienta del lector, el mensaje -directo o indirecto- de “La ciudad y los perros” está más clara para los lectores. Según “El Cadete Vargas Llosa”, Vargas Llosa vio y reconoció al Perú en el Leoncio Prado el cual fue como un refugio y escape para el escritor del autoritarismo de su padre, al cual lo conoció cuando él era ya un adolescente. El cadete Vargas Llosa quería su libertad, Leoncio Prado significaba eso y también significaba lo opuesto. Partiendo de esta experiencia militar que Mario Vargas tuvo, que tanto le marcó en la vida, uno puede entender de una mejor manera las siguientes novelas en las cuales, el militarismo, lo social, lo político de alguna manera envuelven la historia. Ejemplos de ellos hay muchos: Pantaleón y las visitadoras, El Paraíso en la otra esquina, entre otras. “El Cadete Vargas Llosa,” entre otras cosas, nos enseña aquella ligación que tiene en nosotros nuestro pasado, aquel poder frívolo del tiempo que en una mañana nos sorprende diciéndonos que todo ha cambiado, que algunos se han ido, y otros son irreconocibles. “El Cadete Mario Vargas Llosa” es un invitación para conocer mejor a Mario Vargas Llosa, y si uno lo ve de uno modo, es también para reflexionar de nuestro propio pasado.
Los Jefes y Los Cachorros
Por Mario Vargas Llosa
Alfaguara Serie Roja, 2001
(extraida de "Obra reunida. Narrativa Breve" del mismo autor. Los Jefes -1959-. Los Cachorros -1967-)
Pag. 159


El particular estilo de narrativa y el mensaje, los tópicos, el contenido en sí es lo que hace que cada escritura del escritor peruano Mario Vargas Llosa sea algo necesario y fundamental para cada lector. En este pequeño análisis literario que pienso hacer me enfocaré en la parte del mensaje, los tópicos y el contenido. En cada relato de esta impresionante compilación de relatos “Los Jefes y Los Cachorros,” encuentro dentro de los muchos tópicos sociales y personales, dos tácitas “entidades” las cuales rigen y en las cuales se desarrollan estos relatos. Estas son: la sociedad y la violencia. Hay siete relatos en este libro, los cuales están divididos en dos partes. La parte de Los Jefes contiene 6 relatos, y la parte de Los Cachorros sólo contiene uno. En ambas partes la violencia disfrazada de muchas maneras lleva al protagonista o protagonistas a salvarse de o destruirse en esta sociedad. Es útil y necesario elevar la pregunta ¿Qué es violencia? ¿Es ésta siempre mala? ¿La sublevación contra el autoritarismo aceptado en esta sociedad es mala violencia? ¿O es un derecho (inaceptado y condenado) del ser humano? ¿Son las leyes y lógicas de la sociedad siempre efectivas y buenas?

Mediante uno lee “Los Jefes,” “El desafío,” “El hermano menor,” “Día Domingo,” uno se va llenando de más preguntas y se queda con la firme sensación de que hay algo completamente extraño y dañino -y que es aceptado, valga decir- en la sociedad. Algo preaceptado, y pocas veces temas de reflexión, que nos hacen reaccionar de una manera no tan sana y mortal. Un ejemplo de ello es el relato “El Desafío” en el que el escritor sabiamente evade el origen del conflicto y concentra la historia a la pelea a muerte de dos individuos cuyos actos a medida que avanza la historia nos hace pensar de que no pudo existir tan terrible causa para que ellos se estén desafiando la vida de tal manera. Justo y Cojo son los protagonistas de dicha pelea. Y en los dos se puede apreciar algo común y muy popular en nuestras acciones: Ninguno de ellos quiere perder ese honor, esa honra, ese prestigio, esa hombría que ha sido manchada -¿cómo?, eso no importa- por su compañero de pelea. Ninguno de ellos acepta disculpas, aunque Justo -el que tiene menos posibilidades de ganar- es el más terco en cuestiones de perdonar insultos que el terrible Cojo. Los otros protagonistas que comparten escenario literario con Justo y Cojo, no hacen un gran esfuerzo por evitar tal pelea mortal. En ellos podemos vernos. Son y somos espectadores y protagonistas de tácitas reglas estúpidas de las cuales nadie habla en la sociedad pero las cuales todos persiguen poniendo la vida en juego. La tarea de tener un honor impecable, es un ejemplo de ello. Aunque no hay que olvidar que si uno no obedece aquellas tácitas reglas estúpidas de la sociedad, y por consiguiente se enfrenta a la antigua idiosincrasia de ésta, lo más probable que ocurra, si no paradójicamente pierdes tu vida en esta nueva lucha, es que tu vida se llenará de barreras y disgustos. ¿Acaso es esta sociedad en la que vivimos una cárcel perpetua? El relato “Los Cachorros” lo dice todo. En pocas palabras, en “Los Cachorros,” el personaje principal Cuéllar, más conocido como Pichulita por un accidente nefasto que tuvo en su genital cuando estaba en el colegio de primaria, ve el trance de la niñez/adolescencia a la adultez interrumpida, bloqueada. Sus amigos de colegio pasan por todas las etapas de la vida pero él, más que no quiera seguir con el proceso, no puede. No tan sólo el accidente que tuvo en el colegio de primaria lo detiene sino que la sociedad machista en la que está lo atormenta.

Con lo que concierne a los dos relatos restantes, “Un visitante” y “El abuelo” los tópicos aquí adquieren una cierta particularidad en lo “específico” del contexto. En “Un visitante” se aprecia el efecto domino que pueden tener nuestras acciones y aquella anarquía aceptada o disfrazada en la sociedad que da un extraño sentido de justicia. En “El abuelo” se aprecia aquel cambio de comportamiento súbito del protagonista que dándola a conocer a sus seres más cercanos, nos deja con la idea y la sensación de una sublevación personal contra sí mismo y contra su fijado rol en la sociedad.

Estos son sólo algunas cosillas que uno encuentra leyendo dicha compilación de relatos. Por otra parte el estilo de escritura en este libro te lleva a momentos de contemplación, hilaridad y profunda reflexión. “Los Jefes y Los Cachorros” es un must -como se diría en inglés- literario que, si no lo han leído, se debe leer ya.